Santiago Peña es elegido presidente de Paraguay y confirma hegemonía de Colorado

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jULIA BORBÓN
ASUNCIÓN, PARAGUAY (FOLHAPRESS) – El candidato colorado Santiago Peña superó a su oponente liberal Efraín Alegre y fue electo presidente de Paraguay este domingo (30). El resultado mantiene en el poder al partido conservador que ha dominado el país vecino durante casi 70 años. Asume en agosto, durante los próximos cinco años.

El resultado es, sobre todo, una nueva demostración de fuerza del expresidente Horacio Cartes, el hombre más poderoso del país. A pesar de haber sido catalogado como «significativamente corrupto» por Estados Unidos, el dueño de bancos y tabacaleras logró elegir a su patrocinador.

Con más del 90% de los votos escrutados, Peña tiene el 43,2% de los votos escrutados, frente al 27,5% de Alegre. Contrariamente a las expectativas, que eran de una elección reñida, Colorado registró su victoria más cómoda contra la oposición en 25 años, según datos de la Corte Electoral.

El oponente formó una gran coalición de centroizquierda a centroderecha, pero no logró superar el favoritismo y la maquinaria política del rival: la gran mayoría de los funcionarios del país, por ejemplo, están afiliados a Colorado.

En tercer lugar quedó el exsenador extremista Paraguayo Cubas, con el 22,5% de los votos, resultado significativo para quien no cuenta con el aparato político de los dos principales. Se le compara con Jair Bolsonaro (PL) y le revocaron el mandato en 2019 tras defender la muerte de “al menos 100 mil brasileños” y atacar a policías.

Santiago Peña tendrá como principales desafíos lidiar con el estancamiento económico que afecta al país desde la pandemia del Covid-19, además de altísimos índices de informalidad laboral (al mismo nivel desde hace una década) y el crecimiento de la violencia, especialmente en la frontera con Brasil.

También deberá renegociar con Lula (PT) parte del contrato de la usina hidroeléctrica de Itaipú, que cumplió 50 años la semana pasada. En una entrevista con Folha de S.Paulo en febrero, dijo que tenía muchas ganas de trabajar con Lula y defendió al Mercosur como instrumento de integración regional.

Otro tema que estaba en juego en estas elecciones era el reconocimiento de la isla de Taiwán, vista por China como una provincia rebelde. Paraguay es el único país de América del Sur que sigue en esa lista, renunciando a los lazos diplomáticos oficiales con el gigante asiático.

Alegre quiso revisar este apoyo, pero, con Peña en el poder, la tendencia es que se mantenga el reconocimiento. “Es mucho más importante una relación de más de 60 años, construida sobre principios y valores democráticos, que la posibilidad de aumentar las exportaciones”, dijo hace dos meses al diario.

Las elecciones paraguayas estuvieron marcadas por una gran incertidumbre, largas colas y un clima de tensión. Había una expectativa por parte de la oposición de que finalmente pudiera haber una alternancia en el poder, ya que Colorado estaba debilitado por acusaciones de corrupción y estancamiento económico.

El partido ha dominado el país desde la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), a quien Peña alguna vez elogió. La excepción fue la gestión del ex obispo de izquierda Fernando Lugo, de 2008 a 2012, quien fue destituido meses antes de cumplir su mandato.

“Mi elogio se restringe al hecho de que, cuando estuvo en el poder, tuvo un acuerdo político tan fuerte y duradero, sin preocuparse por las sucesiones presidenciales, que permitió diseñar políticas de largo plazo y mantenerlas. […] Pero exageró, y de ninguna manera estoy a favor de los abusos a los derechos humanos cometidos durante el período», dijo a Folha.

Al menos se esperaba un resultado más ajustado. Aunque las encuestas electorales del país no son tratadas como confiables -ABC Color, el principal diario del país, por ejemplo, no publicó ninguna durante toda la carrera electoral-, las encuestas de la empresa brasileña AtlasIntel apuntaban a un empate técnico entre ambas.

Otra expectativa que no se confirmó fue un aumento significativo en la participación electoral. La Justicia Electoral apuntó a alcanzar la marca del 70%, frente al 61% de elecciones pasadas, pero la cifra solo alcanzó hasta el momento el 63%, por debajo del promedio de las últimas cinco elecciones generales (67%).

Las largas colas registradas durante la tarde, las multas estipuladas para quienes no cumplieran con la obligación de votar y el cambio en las reglas electorales legislativas no se tradujeron en un mayor porcentaje de electores en las urnas.

Además de votar por una lista de partidos, los votantes esta vez pueden elegir un nombre preferido. Esto impulsó a cada candidato a realizar su propia campaña y financiar el transporte de los votantes, una práctica que está permitida en el país.

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