O El presidente ruso Vladimir Putin hizo una promesa contundente este sábado (24): poner fin a lo que llamó una rebelión armada. La declaración se produjo después de que el líder mercenario rebelde Yevgeny Prigozhin dijera que había tomado el control de una ciudad en el sur de Rusia como parte de un plan para derrocar al liderazgo militar. Este giro de los acontecimientos, envuelto en muchos detalles aún desconocidos para el público, parece ser la mayor crisis interna que ha enfrentado Putin desde la invasión a gran escala de Ucrania, a la que denominó una «operación militar especial».
Según Reuters, en un discurso transmitido por televisión en Rusia, Putin enfatizó que «las ambiciones desmedidas y los intereses oscuros llevaron a la traición», calificando la rebelión como una «puñalada por la espalda».
“Es un golpe para Rusia, para nuestro pueblo. Y nuestras acciones para defender la patria contra esta amenaza serán duras”.
«Todos aquellos que tomaron deliberadamente el camino de la traición, que prepararon una insurrección armada, que tomaron el camino del chantaje y los métodos terroristas, sufrirán el castigo inevitable, responderán tanto ante la ley como ante nuestro pueblo», dijo Putin.
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Situación «difícil» en ciudad tomada por mercenarios
El presidente ruso admitió que la situación es «difícil» en la ciudad de Rostov del Don, ubicada en el sur del país y actualmente controlada por el grupo paramilitar Wagner. Según los informes, invadieron instalaciones militares, incluido un aeródromo. En un mensaje dirigido a la nación, Putin dijo que «se tomarán medidas decisivas para estabilizar la situación en Rostov, que presenta desafíos significativos». Hizo hincapié en que el funcionamiento de los «órganos de administración civil y militar está de hecho bloqueado» en la ciudad, donde se encuentra el cuartel militar ruso responsable de la ofensiva en Ucrania.
Prigozhin, líder de la milicia Wagner, exigió la presencia del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y del jefe de Estado Mayor, Valery Gerasimov, en Rostov-on-Don, localidad cercana a la frontera con Ucrania, que asegura tener bajo control. Prigozhin afirma tener 25.000 combatientes listos para «restaurar la justicia» y acusa abiertamente a Shoigu y Gerasimov de incompetencia, además de negar municiones y apoyo al Grupo Wagner. En sus declaraciones alega, sin aportar pruebas, que las fuerzas militares realizaron un ataque aéreo que resultó en la muerte de un gran número de combatientes de su milicia privada, mientras que el Ministerio de Defensa niega esta información.
Es de destacar que la milicia Wagner dirigida por Prigozhin ya había tomado la ciudad ucraniana de Bakhmut el mes pasado, y durante meses ha estado haciendo acusaciones públicas de incompetencia contra Shoigu y Geras.
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