O El programa de ayuda humanitaria de este año para Sudán está financiado solo en un 14 %, y las agencias de ayuda necesitan 1500 millones de dólares (1370 millones de euros) para hacer frente a la crisis humanitaria que ha empeorado debido a los combates en curso. Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), instó a la comunidad internacional a apoyar a los trabajadores humanitarios y señaló que las agencias humanitarias ya no contaban con fondos suficientes para sus operaciones en Sudán incluso antes de la actual escalada de violencia.
Los enfrentamientos entre el ejército sudanés y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) que comenzaron el 15 de abril obligaron a más de 334.000 personas a huir del país, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Un vocero de la OIM advirtió que el número de personas desplazadas en las últimas dos semanas supera todos los desplazamientos relacionados con el conflicto en Sudán en 2022.
Los combates continuaron hoy en Sudán, con las partes beligerantes ignorando una tregua constantemente violada, mientras la comunidad internacional está alarmada por una situación humanitaria que se está convirtiendo en una «catástrofe». La ONU teme un éxodo masivo de Sudán y estima que «más de 800.000 personas» podrían huir del país. Se espera que la mayoría se dirija a Chad, Egipto y Sudán del Sur, según ACNUR.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) actualmente está registrando a los refugiados y debería tener una mejor visión general de la situación en las próximas semanas. Sin embargo, «se estima que más de 100.000 personas han huido de Sudán a los países vecinos», dijo Olga Sarrado, portavoz de ACNUR, y agregó que «es muy difícil predecir lo que sucederá. Dependerá de lo que suceda en Sudán». .
Los combates, que ya han dejado más de 500 muertos y unos 4.600 heridos, enfrentan a RSF y al ejército sudanés desde el 15 de abril, tras las tensiones por la reforma del ejército y la integración de los paramilitares en las fuerzas regulares, en el marco de un proceso político destinado a restaurar la democracia en el país después del golpe de Estado de 2021. Tanto el Ejército como las RSF estuvieron detrás del golpe de Estado que derrocó al gobierno de transición de Sudán en octubre de 2021.
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