
La disposición, el sueño, el cansancio, así como otras sensaciones que produce el cuerpo, y que pertenecen a nuestro reloj biológico, conforman el ciclo circadiano. También llamado ciclo sueño-vigilia, es responsable de la propensión individual a despertarse y acostarse.
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Sin embargo, medicamentos, alimentos y bebidas, así como cambios drásticos en los husos horarios causados por los viajes e incluso cambios en los turnos de trabajo pueden ser factores responsables de interferir en el ciclo, advierte Fernanda Bonetti, neuróloga del Hospital INC, en Curitiba.
No respetarlo, además de disminuir la productividad durante el día, puede derivar en ansiedad, depresión e incluso algunos trastornos del sueño. “Los trastornos del sueño ligados al ritmo circadiano son principalmente aquellos en los que cuesta conciliar el sueño en el momento adecuado”, advierte el médico. Después de todo, según ella, debemos comenzar a sentir sueño al comienzo de la noche y cuando aparece la luz del día, comenzar a despertar, lo que se conoce como vigilia.
Cuando el sueño invade las actividades diurnas
Entre los trastornos del sueño relacionados con el ritmo circadiano, muchas personas se ven afectadas por una somnolencia diurna excesiva y, a menudo, no son conscientes de ello. “Esta situación diurna ocurre cuando hay un exceso de somnolencia o una mayor tendencia a la siesta oa dormir durante el día, en lugar de ocurrir durante la noche, como es común”, explica el psiquiatra y médico del sueño, Rafael Brandes Lourenço.
A diferencia de la pereza o el cansancio físico y mental, las personas afectadas no pueden permanecer dormidas, independientemente de la hora del día. “Muitos pacientes relatam que se param em algum lugar, dormem, seja o semáforo, sala de espera, palestra e até mesmo durante o trabalho ou em alguma conversa”, exemplificou Lourenço, durante 39º Congresso Brasileiro de Psiquiatria, realizado em Fortaleza, no início Octubre.
“Por lo general, el cansancio con una o dos noches de sueño reparador te permite recuperarte. En la somnolencia diurna excesiva, aunque duermas de noche o tengas la sensación de que dormiste de noche, no desaparece”, agrega Fernanda. Esto muchas veces se debe al exceso de actividades que las personas tienen que realizar, postergando la hora de acostarse hasta cumplir con las tareas diarias y madrugar, también conocido como descompensación horaria Social.
Y, además, otros trastornos del sueño también pueden causar somnolencia, como apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, problemas pulmonares, cardíacos e incluso neurológicos, recuerda Lourenço. “El factor común de la mayoría de las causas de la somnolencia diurna excesiva es que, al final, la persona acaba sin descansar al dormir, ya sea por dormir poco o porque la calidad del sueño es mala”, apunta el neurólogo.
Cambiar el patrón de sueño requiere acudir a un médico especialista
Y es que, aunque no consiga dormir, el paciente afectado por una somnolencia excesiva durante el día sabe que no está de humor para prestar atención a sus actividades, lo que puede ser una señal de alerta para buscar un especialista.
“Es muy importante notar un cambio en el patrón. Es decir, si empezaste a tener sueño durmiendo la misma cantidad de horas, duerme más o menos. O si comenzaba a sentir somnolencia al sentarse, después del almuerzo o al acostarse por la tarde”, aconseja la psiquiatra, miembro de la Asociación Brasileña de Psiquiatría y coordinadora de la sala de psiquiatría del Hospital Estadual Mário Covas, en Santo André.
Una vez diagnosticada, el tratamiento siempre se basará en la causa, ya sea privación de sueño, uso de medicamentos, estrés e incluso alguna otra patología. “Si se trata de un trastorno del ritmo circadiano, el uso de melatonina y la adopción de una higiene diaria del sueño pueden ayudar significativamente a disminuir el sueño diurno”, según Lourenço.
La higiene del sueño puede minimizar la somnolencia
La higiene del sueño es un conjunto de hábitos que debemos tener para lograr un sueño nocturno normal, explica Fernanda, quien aconseja a sus pacientes adoptar hábitos con la mayor regularidad posible para lograr un sueño de buena calidad. “El sueño es muy susceptible a los hábitos que tengamos, por lo que se resiente según el estilo de vida que se adopte, sobre todo en un día a día muy ajetreado de trabajo y estudio”, advierte.
Por eso, la psiquiatra indica que no usar estimulantes en exceso, como café y bebidas energéticas, hacer actividad física, no exponerse a pantallas una hora antes de acostarse pueden ser algunos de los hábitos adoptados para contribuir a un sueño de calidad.
Y es que, para Lourenço, la sociedad también debería preocuparse más por las cuestiones relacionadas con el sueño, “que muchas veces se ve impedido por la cantidad de gente que trabaja de noche, las preocupaciones excesivas e incluso los horarios en los que son formas de ocio habituales”. a la sociedad se transmiten, como es el caso de la retransmisión de partidos de fútbol”.
Para la neuróloga Fernanda, dormir bien es una inversión. “Quien no duerme bien, no forma memoria, no tiene pensamiento rápido y no es productivo en el trabajo”. Por eso, prestar atención a la higiene del sueño es una inversión para que puedas dormir bien, tener la mente y el cuerpo descansados para poder ser productivo al día siguiente, concluye.